ALBERTO BENAVIDES DE LA QUINTANA
Pese a que contó innumerables veces cada detalle acerca de cómo acumuló su
fortuna –valuada por Forbes en US$2 mil millones-Alberto
Benavides de la Quintana solía decir que la minería, el motor que lo
hizo rico, era una cuestión de suerte.
Por eso bautizó a su empresa como Buenaventura,
una palabra muy usada por las gitanas que leían las manos en la plaza San
Martín.
Pero si algún peruano quisiera disgregar la biografía de
este geólogo, encontrará que la suerte se hace, o mejor dicho, la hace uno
mismo: Benavides, hijo de un abogado de clase media, estudió ingeniería
de minas en la UNI y
luego una maestría en la Universidad de Harvard (EEUU), gracias a una beca que
obtuvo con sus propios méritos.
Con semejante currículum, su primer trabajo fue de lampero
en la mina Franklin de Nueva Jersey (EEUU). Comenzó desde el socavón y cuando
ya parecía asentado con un buen puesto en la mina de Cerro de Pasco, se jugó
todo lo que tenía a los 31 años para comprar la mina Julcani de Huancavelica,
una que el resto de sus colegas creía pobre. Con ella despegó.
ISAAC LINDLEY
Era el más chico entre los cinco hombres de una familia de ocho hermanos y no
estaba destinado a convertirse en la cabeza de Inca
Kola.
Isaac Lindley, a quien con el tiempo todos en su empresa
llamaron míster, llegó a liderar a la
única gaseosa que superó a Coca Cola en el mundo tras una
serie de eventos desafortunados.
Lo hizo porque fallecieron sus cuatro hermanos mayores y su
primera misión fue salvar al pequeño emprendimiento familiar de la quiebra.
Entonces, entre los años 40 y 50, Inca Kola era una gaseosa hecha en
base a hierbaluisa que los Lindley habían creado tras varios intentos
fallidos para dar con “la bebida de sabor nacional”.
La historia de Inca Kola comenzó en aquella época pero, para
ser precisos, la primera vez que un Lindley fabricó una gaseosa en el Perú
ocurrió en 1880, cuando el padre de Isaac, José Lindley, arribó a Lima en busca
de un futuro mejor que el que proyectaba en su Londres natal.
Detrás del éxito de Inca Kola no solo está el sabor, sirve
aclararlo. El despegue que consiguió Isaac tuvo que ver con una serie de convenios
vía franquicias para que la gaseosa pudiera venderse a escala nacional,
además de numerosas innovaciones tecnológicas en años en que ello no importaba
gran cosa al empresariado peruano.
ERASMO WONG
Es muy probable que en 1942, cuando Erasmo
Wong abrió su pequeña bodega en Miraflores, nadie se imaginaba que con
ella nacería la cadena
de supermercados más grande del país.
Es muy probable que ni siquiera él lo imaginara. ¿Cuál
es la fórmula para pasar de una bodega a una compañía que vale más de US$500
millones? Las crónicas que repasan la historia de Erasmo destacan una
costumbre que comercialmente resultó ser exitosa: innovar, ir contra la
corriente, contra lo que la mayoría creyó que era la estrategia correcta para
crecer.
Así, cuando todos se concentraron en los reducir los costos, Wong
se concentró en el cliente y personalizó la atención cuando la tendencia
apuntaba al autoservicio.
Y cuando la recomendación fue reducir el tamaño de las
tiendas, él las amplió. Su éxito tuvo la suficiente resonancia internacional
como para que el grupo
chileno Cencosud comprara la compañía, pero esa ya es otra historia.
JULIO IKEDA
El patriarca de los Ikeda no
nació en el Perú, pero sí demostró durante toda su vida que quería a este país
mucho más que el promedio.
Julio Ikeda (padre) llegó desde Japón a los 15 años,
en 1927, y como la mayoría de los nipones que arribaron al Callao en aquella
época, su primer trabajo fue de agricultor en el ‘Norte chico’.
Comenzaba a tener relativo éxito como pequeño empresario
cuando en 1944, producto de la II Guerra Mundial, el gobierno peruano
lo deportó a Estados Unidos, junto a buena parte de la colonia japonesa en
nuestro país.
Pese a esa experiencia, decidió volver y fundar aquí San
Fernando, el que hoy es el grupo más importante de la industria de
alimentos a escala nacional.
Pasó de vender menos de 50 patos por mes a inicios de la
década del 50 a más de un millón cuando comenzaba el 2000. Hoy el grupo San
Fernando está a cargo de su hijo e inicia un ambicioso plan para consolidarse
en la industria alimentaria del país.
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